También son mis muertos, también a mí me mataron. Es mi sangre la que manchó el Conjunto Habitacional, la que salpicó a Santiago, la misma que se filtró por la tierra hasta las entrañas de Huitzilopochtli. Son mis hijos arrebatados, mis padres que no llegaron a ser, mis amores destruidos, mi corazón extinguido. También son mis gritos los que aún resuenan en las paredes y mis banderas agitándose y mis utopías asesinadas y mis cabellos largos enredados. También es mi dolor, mi angustia, mi pavor. No sólo fue a ellos, también a mí me azotaron los romanos de guantes blancos; también es mi viacrucis y mi redención. Aunque me pasan los años por encima y me rebasan y crezco y me vendo y descreo: jamás olvido.
Este es un medio de expresión de ideas, simplemente es descubrir un poco el pensamiento. No sé qué temas abordaré. Espero que sean diversos para no aburrirme y aburrirlos. Desde mi punto de vista escribir es una gran responsabilidad así que me asumo totalmente responsable de las tonterías que se puedan leer aquí.